lunes, 11 de julio de 2011

La Sutileza Inmobiliaria

Ya estamos de vuelta. Vaya, más de un año sin actualizar. ¿Qué podemos decir? Al equipo de redacción de R&D el tiempo se le escapa como arena entre los dedos.
Pero dejémonos de excusas baratas para ir directos al tema que nos ha traído de nuevo al corazón de la no-noticia.

Llega un momento en la vida de las personas en el que se alcanza a un punto de no-retorno y uno se dice a sí mismo: ya va siendo hora cambiar de piso. Esta decisión suele estar desencadenada por acontecimientos, en apariencia nimios, que indudablemente, poseen un fuerte efecto acumulativo. Se trata de la célebre efecto gota-que-colma-el-vaso como por ejemplo, qué se yo, descubrir tus compañeros de piso llevan una semana duchando con fairy porque se han acabado el gel.

Y así es como comienza la gran gesta épica: encontrar algo céntrico y asequible. Les digo una cosa, debe haber pocas experiencias más sobrecogedoras en esta vida. De hecho, esto podría dar lugar a un nuevo género cinematográfico a medio camino entre el terror psicológico y el thriller.

Todo comienza en ésos sucios lugares que aglutinan las más turbias intenciones y las más espurias promesas. Nos referimos al portales inmobiliarios, en general, y a idealista en particular.
Alentado por falsas promesas, el futuro inquilino deambula durante horas por los bajos fondos de la cuidad. Bajos fondos, simples bajos, entreplantas, semisótanos y buhardillas de las de entrar agachado.

Es entonces cuando te das cuenta de que el lenguaje inmobiliario está plagado de "metáforas" cuya sutileza sólo puede ser captada por los verdaderamente iniciados.
Analizaremos a continuación alguno de los recursos literarios más recurrentes.

Los términos "interior pero muy luminoso" se utilizan para describir un tipo de vivienda que podríamos demominar introvertida, tímidilla, o lo que es lo mismo, sin ventanas. En cuanto entras te asalta la sospecha de que debajo del gotelé debe de haber pinturas rupestres y que esas extrañas marcas de paredes, techos y suelos no son las caras de Bélmez sino vestigios de lo que fueran estalactitas y estalagmitas. Rebuscando en los armarios de la cocina, sin duda, apareciría toda clase de industría lítica del que fuera su anterior inquilino, el homo antecessor. Este tipo de vivienda no es muy recomendable, a no ser claro, que quieras llevar a la práctica la alegoría de la caverna.


Pasamos al piso "amueblado" que, a su vez, se divide en dos subcategorías, a saber, la del "piso vintage" y el "cuchitril de diseño". Veámoslas por separado.
 
La vivienda vintage está decorada a base de sofás de eskay, mesas-camilla, bodegones, escenas de caza y tapetes de ganchillo . Y por supuesto, el arrendador rehusa retirar tan valioso patrimonio mueble. Así mismo, se cacteriza por el insólito hecho que de tanto vivienda como propietaria guardan un respectivo y aterrador parecido con la pensión y la madre de Chema (Terele Pávez) en el Día de la Bestia. 

El cuchitril de diseño, en cambio, nace del deseo del propietario de suplir las deficiencias estructurales de su vivienda mediante la decoración -que ellos suponen moderna. Hasta ahi bien, incluso se reconoce la intención. Pero, ya saben, el infierno está plagado de buenas intenciones, sobre todo cuando el concepto de "diseño" que comparten los arrendadores, en el mejor de los casos, equivale a plantar una mesa lack de 4'95 y quedarse tan ancho.

El "ideal parejas" quiere decir, ni más ni menos, que sólo dos sueldos podrán asumir el desmesurado alquiler y en cualquier caso, no es apta para una pareja corriente; sólo para aquellas bien avenidas, co-dependientes, o incluso, temerarias y/o amantes del drama. Desde luego, no es la mejor opción si usted es uno de esos raros especímenes que se preocupa por la salud de su relación, puesto que esta se verá indefectiblemente puesta a prueba (de las de fuego) viviendo en una solución habitacional de 30 metros cuadrados.

El caso del "duplex" es directamente una burda patraña que viene a referirse a un vivienda de techos altos en la que han construido un altillo. Y como la desfachatez de algunos no tiene límites, no sólamente se conforman con engañarte como a un chino con el asunto dúplex, sino que, además, convenientemente le añaden 10 metros cuadrados sin ningún tipo de pudor.

Pero sin lugar a dudas mi favorito es el "mejor verlo". Se trata de un piso del que hasta su propietario se siente tremendamente inseguro. De esta manera, evita colgar fotos en el anuncio con la esperanza de poder cerrar el trato, en una eventual conjunción de astros en la que se de un fenómeno inmobiliario que hemos dado en denominar "rápido, sucio y en un lugar oscuro", es decir, la visita es lo suficientemente rápida, el inquilino está lo suficientemente desesperado y el piso está lo suficientemente oscuro.

Y cuando habías ya perdido toda esperanza de encontrar algo digno, aparece un inmueble, que te parece hasta bonito y barato. Para entonces ya has rebajado tanto tus espectativas que el mero hecho de que el alquiler supere ostensiblemente tu exiguo presupuesto no te parece un verdadero problema.

Y es cuando llega, en el mejor de los casos, el contrato de arrendamiento o locatio-conductio ,un contrato por el cual una de las partes, llamada arrendador,(en inglés that greedy bastard)se obliga a transferir temporalmente el uso y goce de una cosa inmueble a otra parte denominada arrendatario (poor bastard), a quien a su vez se obliga a pagar el mitad de su salario por ese uso o goce. El precio consiste en una suma de dinero que recibe el nombre de renta. También puede pagarse la renta, en cualquier otra cosa equivalente, con tal de que sea cierta y determinada, por ejemplo, con tu cuerpo e incluso tu alma (renta en especie).

Y como esto se está alargando considerablemente, dejamos para la próxima entrega el profundo análisis sobre ese querido colectivo que son los caseros. Mis recientes esperiencias con el peor casero de Escocia, completarán esta perspectiva analítca.